En el ambiente de la montaña, cuando uno comienza a incursionar en las pistas con árboles las primeras recomendaciones que te dan son: darle derecho y nunca mirar el árbol; enfocarse en el camino, de lo contrario casi seguro quedaremos estampados contra un pino.
No sé exactamente dónde estaba tomando el cafecito, pero me saltó el pensamiento de repente: es evidente la similitud que tiene este concepto deportivo con la vida misma.
Villa la Angostura, Río Negro |
Recuerdo que siendo más joven era (o parecía) más fácil aventurarse a los cambios, a buscar algo distinto, a lograr más. Solo era cuestión de quererlo y hacer algo al respecto, sin tantas vueltas, análisis, cuestionamientos… ¿por qué será que con la edad nos volvemos más cautos? Si al fin y al cabo es la misma persona la que sostiene las cartas que hace unos años atrás.
No soy partícipe de meterme al bosque sin casco, pero sí creo que podríamos animarnos un poco más y tener presente que no se debe mirar el obstáculo, sino el camino… ya con eso la tabla anda sola y probablemente sea una de las mejores bajadas de la temporada.
Interesante tu escrito. Cuanto más años tenga uno m´s somos cautos. Tal vez sea madurez o temor a lo que viene .... De todas maneras es muy lindo y para tenerlo en cuenta de mirar el camino y no el árbol. Aunque se me hace muy difícil lo intentaré.
ResponderEliminarcautos, analiticos... ¿acaso llegaran con la madurez? algo de eso debe haber. De pequeños no nos poniamos a evaluar los riesgos y consecuencias de nuestro hacer o dejar de hacer. Aprendamos a ser cautos pero a jugarsela porque hay algo peor que fracazar y es no haberlo intentando nunca!! (Flor Sanchez Espinosa)
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