En Argentina los padres esconden los huevitos por toda la casa y el domingo con las pistas en mano comienza el juego, incluso antes de desayunar. Una tradición simple de hace siglos, que me encanta ver cómo se traslada a los más pequeñitos de la familia y a los no tan pequeños también, por qué no. En EE.UU. la búsqueda de huevitos también la suelen hacer al aire libre, en algún parque público, cada uno con su canasta en mano ¡y a correr! Una alternativa familiar muy divertida.
Como decía… puede ser que estos recuerdos de la infancia tan vivos nos hayan motivado a comprar entradas para el circo que visita la ciudad. Hacía un par de días que habían cercado la City Hall Plaza (en pleno centro de la ciudad de Boston) y se veía el movimiento de camiones y andamios. Finalmente una tarde, cuando salí del subte me encontré con la carpa del Big Apple Circus de pie y en ese momento quise tener 6 años otra vez.
Todo comenzó en 1974 en Kent, Inglaterra. Los norteamericanos Paul Binder y Michael Christensen ofrecían un espectáculo cómico callejero para toda la familia por los rincones de la ciudad. El show tuvo tal éxito que pronto ingresaron al Nouveau Cirque de Paris. En 1976 volvieron a su tierra natal con una visión: entretener y renovar la vida de millones de personas. Un año después, levantaron la primera carpa del Big Apple Circus en el Battery Park de New York. Hoy, con más de 30 años de historia, el circo despliega un espectáculo al estilo clásico, con orquesta en vivo, presentador, payasos, acróbatas, contorsionistas, malabaristas y algunos animales.
Al contrario de lo que suele ocurrir, esta vez fuimos los sobrinos los que llevamos a una tía al circo. Ni bien entramos se sentía el olorcito característico mezcla de pochoclo y aserrín, y la luz tenue del interior nos terminó de dar la bienvenida. Dos horas de risas, aplausos y “ohhhhhhhhhhhhhhh” al unísono nos bastó para recuperar esa magia que a veces creemos perdida, pero que siempre está. Hacía 20 años que no iba a un circo… y de golpe me vi saludando con la mano en alto a los artistas que se despendían. Así de fácil fue volver a tener 6 años.
"Así de fácil fue volver a tener 6 años". ¡Gracias por recordarnos que todos fuimos niños!
ResponderEliminar¡Cómo me gustaban los circos, qué recuerdos! Celeste
ResponderEliminarLindísimo y muy emotivo!!! Tiernos recuerdos familiares. Que perdure la magia del circo!!!
ResponderEliminarCuánta magia que alimenta el espíritu!!! Enriquecedor y nostálgico. Rosita
ResponderEliminarSiempre quise trabajar en un circo!!!!! jejeje!! y olor al entrar a la carpa es único, inolvidable. Hermoso relato!!
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